MOCIÓN ANTIRRACISTA DE SLOW FOOD EN AMÉRICA Y EL CARIBE

La moción adjunta, desarrollada inicialmente por Slow Food Brasil, ha sido acompañada por otros grupos de Slow Food en las Américas, y tiene como objetivo contribuir al cambio en el impacto político del movimiento internacional hacia la justicia racial y urgir acciones para denunciar, exponer, mitigar y eliminar el racismo estructural en nuestra sociedad.

El racismo sigue siendo uno de los problemas sociales más graves que impregna y asola todas las dimensiones de la existencia humana. Esta moción de Slow Food contra el racismo en las Américas identifica las contribuciones esenciales del movimiento para hacer realidad el derecho a la justicia social, económica y medioambiental de las comunidades y personas desproporcionadamente afectadas por el racismo. De este modo, los enfoques de Slow Food en sus comunidades, grupos de trabajo, proyectos, programas y campañas verán claramente cómo la alimentación se cruza con las cuestiones sociales, y cómo el colonialismo, la esclavitud y la supremacía blanca no son sólo legados del pasado, sino que siguen siendo fuerzas muy reales en nuestro mundo actual. Trabajar activamente para afrontar y erradicar el racismo, la antinegrosidad y la supremacía blanca es esencial para garantizar nuestra visión de una alimentación buena, limpia y justa para todos.

Antecedentes

El asesinato de George Floyd en Estados Unidos en 2020 provocó un tardío clamor mundial contra un largo legado de violencia antirracista, sancionada por el Estado y de supremacía blanca. El movimiento multirracial por la justicia, amplificado por Black Lives Matter, ha intensificado los debates sobre el racismo y las formas de combatirlo, mientras que nosotros, los pueblos de las Américas, estamos evaluando profundamente las historias racistas de la colonización europea que han formado cada hilo de nuestros destinos entrelazados, desde la trata transatlántica de esclavos hasta la brutalidad policial y el encarcelamiento masivo. En todo el mundo, y especialmente en las Américas, esta supremacía blanca se ha utilizado para justificar la ocupación territorial y los sistemas de dominación social que tienen un enorme impacto en la alimentación. Estamos cuestionando los propios modelos socioeconómicos en los que se basan nuestras sociedades, para hacer realidad un mundo en el que todos tengan acceso a una alimentación buena, limpia y justa.

El racismo se entiende como “el acoplamiento del prejuicio con el poder, en el que el grupo racial dominante (en el que, en una sociedad de supremacía blanca, son las personas con privilegio blanco) es capaz de dominar a todos los demás grupos raciales y afectar negativamente a esos grupos raciales a todos los niveles: personal, sistemático e institucional”. (Layla F. Saad) 

En la actualidad, los más afectados por la violencia del racismo personal, sistémico e institucional son las poblaciones afrodescendientes, los pueblos indígenas, los latinos, los pueblos asiáticos y de las islas del Pacífico, y las personas de Oriente Medio y sus alrededores. La ONU y otros organismos mundiales han trabajado para poner de relieve la relación entre la grave crisis alimentaria actual y la elevada incidencia de las enfermedades transmitidas por los alimentos. Para los afrodescendientes, esto significa presión arterial alta, diabetes y muchos otros problemas de salud, derivados del alto consumo de alimentos ultraprocesados.

Posicionamiento

Como miembros de un movimiento social que salvaguarda la sociobiodiversidad planetaria, repudiamos todas las formas y desarrollos de la supremacía blanca y el racismo, ya que:

A) Niega la justicia social y la garantía de los Derechos Humanos, impide la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y compromete la realización del Derecho Humano a la Alimentación Adecuada (DHAA).

B) Afecta a los pueblos tradicionales productores de alimentos y a sus comunidades, así como a un gran número de guardianes de la sociobiodiversidad planetaria, amenazando el acceso a una alimentación buena, limpia y justa para todos.
C) Limita los derechos universales de equidad, libertad y bienestar entre todos los seres humanos.
Es urgente y necesario abordar las consecuencias de la supremacía blanca y el racismo en la sociedad global actual, ya que son complejos, multidimensionales y omnipresentes. Se trata de un problema grave, geopolítico y destructivo, que viola los derechos civiles y agrava aún más los problemas mundiales acuciantes. El racismo, en su esencia, amenaza la sociobiodiversidad planetaria, debilitando las exigencias de los derechos humanos en su conjunto.
COMPROMISO Y LLAMADA A LA ACCIÓN
Ante esta realidad global, especialmente en el momento actual de la pandemia del Covid-19, los miembros de Slow Food Internacional están llamados a convertirse en un movimiento activamente antirracista. En este sentido se entiende que es necesario:

A) Incorporar el antirracismo y la justicia en cada uno de los pilares principales del trabajo de Slow Food. Cuando hablamos de biodiversidad, educación y derecho, comprometernos a fundamentar estos pilares en la equidad y el antirracismo. Hacer que el relato, la denuncia y la lucha contra toda forma de racismo estén presentes en todas las prácticas de las comunidades, grupos de trabajo, acciones, prácticas y programas gestionados por Slow Food en el mundo. Trabajaremos para que el antirracismo se convierta en una práctica arraigada para todos los dirigentes, socios y colaboradores de Slow Food en todo el mundo.

B) Comprometerse con la evaluación interna, la autorreflexión y la descolonización. Como movimiento, nos comprometemos a examinar las dinámicas de poder en la comunicación, el dinero y la gobernanza, para que las estructuras que construyen nuestra red sean equitativas e inclusivas. Crearemos espacios para que las personas más afectadas por el racismo lideren nuestro movimiento y dirijan nuestros órganos de decisión.

C) Ser guardianes de la socio-biodiversidad y aplicar una lente interseccional, promoviendo la igualdad y la diversidad en todos los niveles de las relaciones humanas. Debemos asumir un papel social activo, contundente y destacado como guardián de la sociobiodiversidad planetaria, incluyendo a todos los pueblos y etnias afines, especialmente los vulnerables a la violencia del racismo y la supremacía blanca. Nos comprometemos a desmantelar activamente las barreras al bienestar socioeconómico de las comunidades históricamente marginadas.

D) Rendir cuentas a nosotros mismos, a los demás, a nuestras comunidades, así como a otras personas, organizaciones o movimientos de los que tengamos que aprender. Nos comprometemos a deshacer las maletas y a responsabilizarnos de los daños que hayamos podido causar, así como de las consecuencias imprevistas de nuestras acciones futuras. Nos esforzaremos por aprender y desaprender y reconocer estos procesos como centrípetos para nuestro movimiento, y para la restauración, curación y salud de las generaciones futuras.